"Sólo un escritor generoso como Julio Cortázar puede volver desde una dimensión fantástica a regalar una joya póstuma a sus lectores en todo el mundo" (Susana Reinoso, "Papeles inesperados: el último legado de Julio Cortázar", lanacion.com , Actualidad, 1/07/09).
Digresión primera
No, nadie los esperaba porque nadie los quería, y ya suficiente lleva Cortázar con haber dejado vivos estos papeles como para echarle la culpa de este timo editorial. ¿Para que querría alguien este libro? ¿Para leer las entrevistas que el argentino se hizo a sí mismo? (como si no hubiera you tube); ¿para leer los capítulos que no entraron en el Libro de Manuel (como si alguien lo hubiera leído); ¿para profundizar en su vena poética? (porque, como todos sabemos, no hay mejor Cortázar que Julio Denis).
Digresión segunda
Cortázar no ha regresado y no va a regresar porque sus buenos lectores ya se fueron. Los otros están a la altura del catálogo Alfaguara y ahora mismo estarán saboreando páginas y páginas de regurgitaciones. Da igual, ya todo da igual. El libro no nació viejo, sino muerto, condenado a habitar la estantería de villamelones que, en el mejor de los casos, se aburrirán en la página treinta y tres.
Epitafio segundo