sábado, 22 de diciembre de 2007

Se busca una mujer


Como estamos con la idea O´Gormaniana (o como se escriba) de que la representación del ideal femenino puede o no ser equiparable con la representación de la verdad de una época, se me ocurrió originalmente hablar sobre Las Poquianchis. Luego no me dio la gana y recordé que hace algunos posts salió por ahí una monja jerónima y me arrebató el juicio, me embelesó su aparición. ¿Por qué? Se habló de la conciencia de la escritura, tan ¿necesaria? para no terminar la carrera literaria como Carlos Fuentes. ¿Sólo para eso? No: quien sabe lo que busca sabe, o debería saber, cómo encontrarlo. Se busca, entonces, una mujer: “Lo atrevido de un pincel, / Filis, dio a mi pluma alientos: / que tan gloriosa desgracia, / más causa ánimo que miedo. // Logros de errar por tu causa / fue de mi ambición el cebo; donde es el riesgo apreciable / ¿qué tanto valdrá el acierto?”. La pluma sabe lo que quiere, su fingido atrevimiento es sólo falsa modestia, introducción cauta, captatio benevolentiae. Hacia la mitad del romance, la pluma escribe: “Pero ¿para qué es cansarse? / Como a ti, Filis, te quiero; / que en lo que mereces, éste / es solo encarecimiento. // Ser mujer ni estar ausente, / no es de amarte impedimento; / pues sabes tú, que las almas / distancia ignoran y sexo. // Demás, que al natural orden / sólo le guardan los fueros / las comunes hermosuras, / siguiendo el común gobierno.” El ideal femenino pareciera nublarse en favor, siempre, de la poeta: sólo al desdibujar lo propio de la otra mujer (algo así como su feminidad, si es que eso existe) es que la pluma tiene justificación. Favor de abstenerse de empezar con lo mismo (“¿qué sería sor juana, puta o lesbiana o puta lesbiana?”); salvo que con ese argumento se logre llevar a alguien a la cama, me parece intrascendente. El asunto, creo, es notar que tal desdibujo es igual parte del discurso falsamente modesto de la monja. Hacia el final, dice: “Vuelve a ti misma los ojos, / y hallarás, en ti y en ellos, / no sólo el amor posible, / mas preciso el rendimiento, // entre tanto que el cuidado, / en contemplarte suspenso, / que vivo segura, sólo / en fe de que por ti muero”. Las individualidades parecerían imponerse sobre la posible unión de ambas mujeres: la pluma, pluma al fin (y no labios o manos) solicita a su destinataria que mire dentro de sí para descubrir el vivo sentimiento; del otro lado, la poeta no necesita de ningún ejercicio introspectivo, sabe lo que quiere y lo que siente. Así el final. ¿Hay algo de todo esto que nos lleve a una aparente conclusión? No, pero uno siempre puede inventar cualquier cosa. En busca de una historia de la literatura mexicana caí, de sopetón, en un romance de sor Juana. En busca del ideal femenino de la monja me encuentro con un retrato (tópico poético del Siglo de Oro) que no llega a constituirse, me encuentro con la declaración amatoria y con la autoafirmación del amor. ¿Encontró sor Juana a Filis? ¡Ja, aquí la broma! Claro que no la encontró porque jamás quiso encontrarla. La conciencia literaria de la monjilla sobrepasa el tópico, “busco que busco que busco que busco”, podría decir una glosa moderna y estúpida. La verdad, ese ideal del cual habla O´Gorman, podría aparecer aquí como medio y no como fin, justo igual que el ideal femenino del poema. ¿A qué nos lleva esto?

3 comentarios:

Gonzalo Lizardo dijo...

Quizás sí encontraste ese "ideal femenino", precisamente, como algo que aún no se constituye y que se pospone indefinidamente, más allá de la muerte, si es necesario. El romance de Sor Juana no es sino el retrato espiritual de una ausencia, hecho desde la ausencia de femineidad enmascarada tras la ausencia de corporeidad. Nada hay más femenino que la ausencia... y más en una época como la Nueva España, misógina como pocas: la mujer ideal es la que no existe: la virgen que es madre que es monja que es lesbiana.
Cambiando de tema, sí he escuchado "Gloomy Sunday" con Kronos Quartet: una versión muy dramática, por cierto. ¿Ya viste la película? También busca la versión trip hop que hace Heather nova.

Depto. Editorial dijo...

Ya escriban algo...

ángel dijo...

Entre tanta desconstrucción, me quedo con la pregunta.